Lamentablemente, la presencia de sellos ecológicos y alegaciones sobre reciclabilidad en el etiquetado de un producto no garantiza que termine finalmente reciclándose, tal y como demuestra un reciente estudio de reciclaje sobre los residuos de envases generados en diez hogares realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios. Es más, OCU denuncia que solo se estaría reciclando el 30% de los envases, frente al 79% que anuncia Ecoembes, la empresa encargada de la gestión del proceso.
Unas veces los problemas de clasificación y reciclaje tienen su origen en el propio diseño del producto. Así, la etiqueta que envuelve al envase puede causar una clasificación equivocada, mientras que el color negro es invisible para los sensores ópticos de la planta de reciclado. Pero es que, además, los envases multicapa, como los briks, los bebibles para niños, los botes y bolsas de patatas fritas o los tubos de pasta de dientes son complicados de aprovechar, ya que están fabricados a partir de distintos materiales que no se pueden separar fácilmente. Otros, como los envases pequeños, de menos de 5 cm una vez aplastados, se pierden durante el proceso de clasificación.
Otras veces es el tipo de material el que define el resultado final: los envases de acero y aluminio se reciclan casi al 100%; entre los plásticos, solo los PEAD y las botellas transparentes de PET se reciclan de forma mayoritaria; pero el resto no tiene demasiado valor. Casualmente este tipo de envases son también los que peor se clasifican: se trata, básicamente, de plásticos multicapa, de tipo film, rígidos de mezcla (bandejas de alimentos), PS (vasitos de yogur, de arroz…) o los PET opacos o de colores intensos (botes y botellas de agua y leche, por ejemplo).
En definitiva, tal y como se explica en la revista Compra Maestra del mes de julio, OCU reclama a la Administración mejorar y redefinir, junto con fabricantes y Ecoembes, todo el proceso de fabricación y reciclaje de envases. Primero, para mejorar el diseño de los productos, segundo para controlar que el sello “reciclable” solo se use en lo que de verdad se recicla, y tercero para obligar a Ecoembes a mejorar el proceso de clasificación y reciclado. No puede ser que el 70% de los envases que separan los consumidores termine en un vertedero, una incineradora o en un tercer país.
A pesar de todo, OCU anima a los consumidores a seguir reciclando y, en la medida de lo posible, contribuyendo a mejorar la eficacia del actual sistema. ¿Cómo? Evitando la compra de envases que sabemos que rechazan las plantas, como los de color negro y de botellas de agua de colores intensos. Pero también favoreciendo su reciclaje, vaciando el contenido de los envases (el exceso de peso puede provocar una mala clasificación), separando el etiquetado y los distintos materiales cuando sea posible (por ejemplo, el plástico del cartón o la tapa del tarro de vídeo) y dejando puesto el tapón cuando es de plástico después de comprimir el envase.
Para facilitar esta tarea a los consumidores OCU ha puesto en marcha la campaña “cámbiate al verde” que tiene como objetivo promover el consumo sostenible entre los ciudadanos, donde estos pueden recibir información y herramientas que les permitan aprender y llevar a cabo un consumo más respetuoso con el medio ambiente y sostenible.
Fuente: OCU