Una edición más, el balance del programa de compostaje doméstico promovido por la Diputación de Ourense ha sido muy positivo. Desde el año 2013, el ente provincial y Sogama han venido colaborando estrechamente en la instauración y extensión de prácticas de autocompostaje en distintos municipios orensanos a fin de lograr dos objetivos primordiales: reducir la producción de residuos y, por tanto, la cantidad de basura a depositar en los contenedores de basura en masa y, por otro, fomentar el reciclaje, tanto de la materia orgánica, recuperando así una tradición arraigada en el rural gallego, como del resto de materiales.
La edición 2018 contempló la distribución de 1.125 compostadores entre otras tantas viviendas unifamilares pertenecientes a 79 ayuntamientos con población inferior a los 20.000 habitantes.
Entre los requisitos exigidos, figuraban no haber formado parte de campañas anteriores de aucompostaje, dando así la posibilidad de acceso al programa por parte de nuevos vecinos, y que las viviendas participantes dispusiesen de un pequeño terreno en el que aplicar el compost resultante, cerrando así el círculo de recuperación de la materia orgánica y devolviéndola al suelo en forma de nutrientes.
La asistencia técnica de esta iniciativa, Bruma Xestión Ambiental, fue la encargada de entregar los recipientes, así como el material didáctico de apoyo en cada hogar, realizando dos visitas. Una primera, de puesta en marcha, con explicaciones personalizadas sobre la correcta ubicación del compostador, técnica a aplicar y control de la mezcla en cuanto a oxígeno, temperatura y humedad. Y una segunda visita de seguimiento y control, también casa por casa, para comprobar la operativa del usuario, resolver dudas y corregir posibles errores.
Dado que la materia orgánica representa en torno al 42% de la composición media de una bolsa de basura tipo, si se recupera en origen, evitando su depósito en los contenedores de fracción resto, podría verse reducida la frecuencia de recogida y transporte del residuo genérico por parte de los servicios municipales y, por tanto, las emisiones de CO2 a la atmósfera, con la particularidad de que también se verían disminuídos el número de desplazamientos al resto de los contenedores de recogida selectiva por parte del vecindario, pues materiales como los envases y el papel/cartón pueden almacenarse varios días en los hogares sin riesgo de malos olores.
En términos generales, los ciudadanos participantes en esta iniciativa han valorado de forma muy positiva su alcance, siendo conscientes de la importancia de participar activamente en una gestión más sostenible de los residuos urbanos para avanzar hacia un modelo de desarrollo circular.
Fuente: Residuos Profesional